ARTÍCULO

El vapeo no es una puerta de entrada al cigarrillo

Un nuevo estudio precisa los factores que pueden generar confusión sobre la posible asociación entre el uso de cigarrillos electrónicos en adolescentes y la entrada al tabaquismo. 

Este es el contexto: los estudios prospectivos hechos hasta ahora han informado consistentemente una fuerte asociación entre el uso de cigarrillos electrónicos y el tabaquismo posterior, pero muchos no han logrado establecer los factores de riesgo importantes. O sea, no eran plenamente fiables. 

Esta nueva investigación concluye que, entre los adolescentes que nunca han fumado cigarrillos, los que habían vapeado al inicio del estudio tuvieron aumentos modestos o no significativos en el consumo posterior de cigarrillos durante los últimos 12 meses o los últimos 30 días en comparación con los que nunca habían usado cigarrillos electrónicos. Esto después de ajustar los factores de riesgo conductuales.

Incluso se concluyó que la relación entre fumar y vapear está ligada a una correlación típica que, en tres escenarios posibles, encasilla al cigarrillo como punto de partida. Si un adolescente ya fumaba y continúa consumiendo nicotina con un vaporizador, él ya era consumidor de nicotina. Por otra parte, si el adolescente inicia con el vapeo y después pasa a los cigarrillos es lo que se conoce como “una puerta de entrada” (gateway effect).

El efecto “puerta de entrada”

Con respecto a este tema, Clive Bates afirma: “Estoy seguro de que las puertas de entrada perjudiciales podrían darse, pero solo en un número mínimo, y no podemos diseñar ningún sistema que cree un aislamiento completo de los jóvenes de los productos destinados a los adultos. Sencillamente, no creamos una protección absoluta de los jóvenes, entre otras cosas porque permitimos que la vía dominante de acceso al consumo de tabaco, los cigarrillos, esté ampliamente disponible y sea fácilmente accesible para los jóvenes”.

En este mismo artículo, Bates señala 7 escenarios posibles para que ocurra el efecto “puerta de entrada”:

1. Los niños fumadores que podrían haber continuado con haciéndolo de no ser por el vapeo;
2. Los jóvenes, que pueden ser incluso los mismos del punto anterior, que cambian antes de los 35 años el hábito tabáquico por el vapeo evitando así el exceso de riesgo de mortalidad;
3. Niños que de alguna forma habrían empezado a fumar, pero vapean y luego avanzan hacia el tabaquismo;
4. Aquellos que nunca habían consumido nicotina, empiezan con el vapeo, y pueden dejarlo o usarlo de por vida;
5. Niños que nunca han consumido nicotina, empiezan a usar vaporizadores y consecuentemente fuman, pero antes de los 35 años vuelven a un método de riesgo reducido;
6. Jóvenes que nunca han fumado, empiezan usando el vapeo, pasan a fumar y de por vida continúan fumando cigarrillo tradicional;
7. Niños que empiezan a fumar y nunca se interesan o no tienen acceso al vapeo pese a su disponibilidad y menor riesgo.

El planteamiento de estos escenarios indica que en el mundo real existen puertas de entrada que son mucho menos perjudiciales que otras. Por ejemplo, los numerales 1 y 2, podrían garantizar un futuro más saludable y libre de tabaco combustible, mientras que los numerales 6 y 7 sugieren un catastrófico desarrollo en el consumo. Sin embargo, estos casos suelen ser en muy bajo porcentaje.

¿Qué dice el estudio?

“La asociación entre el uso casual de cigarrillos electrónicos y el posterior consumo de cigarrillos disminuyó sustancialmente en magnitud cuando se añadieron más variables de control, incluyendo las características sociodemográficas de los encuestados, la exposición a los consumidores de tabaco, la susceptibilidad al cigarrillo y los factores de riesgo conductual. Utilizando los datos más recientes (oleadas 4-4.5 y oleadas 4.5-5), esta asociación no fue significativa en el modelo más completo (Modelo 4). 

Utilizando los datos del ciclo 4.5-5, la Media de Probabilidades Ajustada para el uso de cigarrillos electrónicos en el ciclo inicial y el posterior consumo de tabaco en los últimos 12 meses disminuyó de 4,07 (intervalo de confianza [IC] del 95%, 2,86-5,81) en el modelo 1, ajustando solo por las características sociodemográficas, a 1,35 (IC del 95%, 0,84-2,16) en el modelo 4, ajustando por todos los factores de riesgo potenciales. Del mismo modo, la razón de ser del uso de cigarrillos electrónicos y del consumo de tabaco en los últimos 30 días en el ciclo 5 disminuyó de 3,26 (IC del 95%, 1,81-5,86) en el modelo 1 a 1,21 (IC del 95%, 0,59-2,48) con todas las covariables (modelo 4)”.  

Con estas precisiones el estudio muestra de manera concluyente que no existe una asociación directa del vapeo como puerta de entrada al tabaquismo.

El caso de una colombiana

The Vaping Today conoció de primera mano el caso de la modelo colombiana y promotora de marcas de vapeo Juliana Albarracín, quien tuvo su primer contacto con el vapeo antes de la mayoría de edad, pero estuvo sometida al humo de segunda mano durante toda su vida debido al hábito de su familia. “Yo llegué al vapeo por distintos motivos, cabe aclarar que para ese entonces y hasta ahora no he probado el cigarrillo, fue una decisión que tomé desde muy pequeña, pues desde que tengo memoria he vivido en una familia de fumadores. Este ha sido mi único acercamiento al cigarrillo convencional, como fumadora pasiva”, confiesa Juliana.

Además aclara que la presencia del hedor y el humo residual del cigarrillo en casa siempre le ha molestado: “Cuando incursioné de lleno en el mundo del vapeo, intenté de muchas maneras, algo insistente, que mi familia también lo hiciera [vapear]. Sin embargo, esto jamás pasó. Como siempre se ha dicho en este mundo, no se obliga a nadie a dejar el cigarrillo, se les da una opción para mejorar sus vidas y el 99% de la gestión la hace el usuario con la decisión de dejar el cigarrillo”, recuerda Juliana, quien reconoce los beneficios que tiene el vapeo como vía de administración de nicotina con riesgo reducido en comparación con el cigarrillo.

“El vapeo en mi salud ha influido bastante, y no de forma negativa. Desde mi adolescencia he experimentado un tema complejo como la ansiedad. Cuando entré al vapeo jamás pensé que este me iba a ayudar con el problema paulatinamente, aunque no es un tratamiento medicado por doctores, la entrada regulada de nicotina, como se sabe, permite mejorar el estado de ánimo y además reduce la ansiedad”, reconoce Juliana, quien lleva cerca de cuatro años vapeando y colaborando con la publicidad de marcas internacionales Latinoamérica. “De esta forma también el vapeo fue una gran ayuda para mi vida social, pues en este mundo se conocen muchas personas por los eventos comerciales y sociales, en los cuales siempre está la idea en común: la prioridad de mejorar el estilo de vida vapeando”, concluye.

Referencia del estudio

Ruoyan Sun, David Mendez, Kenneth E Warner, Is Adolescent E-Cigarette Use Associated With Subsequent Smoking? A New Look, Nicotine & Tobacco Research, 2021;, ntab243, https://doi.org/10.1093/ntr/ntab243


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